Después del día de "descanso" reanudamos la marcha dirección Bratislava. Lo de descanso en Viena, algo subjetivo, ya que la pateada que nos metimos fue de órdago.
Para Merida el día de Viena fue recordar un viejo viaje fugaz, para Scott disfrutar de otra Gran ciudad que toda persona debería visitar una vez en su vida.
Salimos de Viena pensando en pocos kilómetros y un día de transición, ingenuos de nosotros,... hacía viento, viento en contra, Asqueroso! Encima el sol está dejándose caer de lo lindo y pronto empezamos a sudar.
La etapa, aunque parece corta y divertida, se reduce a comer kilómetros aburridos, sin ninguna localidad interesante, salvo Hausburg (a 50 kms de Viena).
Tras 20 km's de la partida de Viena, el camino coge una zona de otros 20 km's rectos, que se hacen interminables. Casi terminando el camino decidimos parar para tomar un tentempié, al reanudar marcha, Scott pierde a Merida.... todo porque no la había oido gritar, ella está en el mismo sitio donde habíamos parado a comer, pinchada y con cara de pena.
Arreglamos el pinchazo y reanudamos la marcha y llegamos a Bratislava a las 14:30, ciudad con un encanto especial. Encontramos alojamiento rápido y nos dedicamos a visitarla, es tan chica (el casco antiguo que es lo que nos interesa) que al final no gastaremos otro día para visitarla.
Terminamos tomando un plácido paseo, con una cerveza de la ciudad y oyendo un concierto gratuito de música popular del país.
Hasta la siguiente etapa!
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